Niña buena, niña mala by Ali Land

Niña buena, niña mala by Ali Land

autor:Ali Land [Land, Ali]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-315-985-2
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2017-01-01T00:00:00+00:00


Despierto llorando en la madrugada. Soñé que estaba en la corte.

Cuando el abogado defensor volteó para mirarme frente a frente, se encogió y adquirió la estatura de un niño, me preguntó por qué te permití que lo lastimaras. Lloraba.

Lo siento, dije.

No te creemos, contestó el jurado.

20

Ayer después de la escuela, Mike me contó que reservó dos noches en un hotel, un lugar llamado Tetbury. Nos vamos el lunes. Mencionó que le gustaría ponerse al corriente conmigo sobre la profesora Kemp, pero que podíamos esperar al fin de semana.

Phoebe y yo nos estamos alistando para la fiesta de Marty, la que Joe mencionó en el autobús. Mike le dio permiso a Phoebe con la condición de que me llevara, además, agregó, si van juntas, las dejaré regresar caminando solas. No querrás que me plante en la puerta de tu amigo, ¿o sí? Antes de irnos nos recuerda que nuestro toque de queda es a la medianoche en punto, y nada de alcohol, ¿de acuerdo?

—Sí, papá, está bien.

En cuanto salimos de la casa Phoebe llama a Izzy, dice que le choca que no pueda venir, cuánto tiempo más estará castigada. La respuesta de Izzy la hace reír y antes de que cuelgue dice, no te preocupes, perra, te cuento todo mañana. Pobre Izzy, debió haber estado feliz cuando el profesor West le regresó su bolsa de maquillaje, pero no tanto cuando se dio cuenta de que él había visto los cigarros que guardaba dentro. Ni cómo salirse de ésa, su nombre estaba escrito con corrector en la parte inferior de la bolsa, la cual había aparecido medio abierta en el escritorio del profesor West cuando su salón estaba vacío, ya habían limpiado todos los corazones.

Llegamos a otra gran casa blanca y Phoebe toca el timbre. Abre un chico, alto, un metro ochenta, tal vez más. Sonríe cuando ve quién es y dice: “Que empiece la fiesta”.

Me da la mano.

—Matty.

Se la doy y digo, hola, soy Milly. Cuando abre la puerta para que entremos me siento enferma, la música se filtra de la sala y cuando entramos me doy cuenta de que hay una mesa a la izquierda. Botellas de alcohol, una ponchera de cristal enorme, con algún ponche.

—Marty, para nada parece Halloween.

—Vete a la mierda Phoebs, mis papás apenas se fueron, nos prohibieron a Thom y a mí hacer fiestas. Además eres lo suficientemente asquerosa como para diez Halloweens, no hace falta decorar.

Termina su frase con una risa macabra, “bajajaja”.

—Cállate y tráeme algo de tomar. ¿Entonces Thom regresó de la uni?

—Sí, se supone que se tenía que quedar a cargo pero se largó con sus amigos en cuanto mis papás se fueron.

—¿Va a volver?

—Veo que alguien sigue enamorada de mi hermano.

—Para nada, estoy siendo amable, es todo. Además me gusta alguien más.

—¿Quién?

—Un tipo que conocí en el verano, sólo que no vive en Londres.

—O sea, no existe. Toma, te preparé un vodka.

Ella toma el vaso de plástico de sus manos y se sienta en un sillón en medio de dos chicas que nunca había visto, empieza a platicar con ellas.



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